jueves, 31 de enero de 2013

Diez cosas que tengo que dejar de comprar

Voy a ver si escribiéndolo aquí me hago a la idea de que tengo fijación con diversas chorradas que tengo que dejar de comprar cuanto antes. 

No tengo mucho dinero, pero tampoco hay grandes gastos. No pago alquiler ni comida (algo bueno tiene que tener vivir todavía con mis padres), no salgo demasiado y cuando lo hago no gasto mucho, y no tengo gustos caros en ropa. Ahora mismo mi único vicio son las muñecas, pero con los regalos de cumpleaños y navidad (siempre me dan dinero porque no saben qué regalarme) y gastar menos en ropa y comidas fuera lo equilibro bastante bien. 

Pero a lo que iba... hay algunas cosas que sigo comprando de manera casi compulsiva cuando las veo. La mayoría suponen un gasto ínfimo (otras no tanto), pero si lo sumas todo al final podría llegar a comprarme alguna de esas cosas caras que quiero pero nunca me compro precisamente porque son caras (por ejemplo, una cámara de fotos en condiciones, que la mía está para el arrastre ya). Aquí va la lista:

1. MATERIAL DE PAPELERÍA


Me apasiona el material de papelería. Bolis de colorines, estuches, cuadernos, libretas... Es algo que no suele ser caro, y además es útil. El problema es que soy idiota. 
Me compro una libreta preciosa, con dibujitos y demás, y vuelvo a casa con ella toda emocionada. La dejo en el escritorio, la meto en un bolso, lo que sea. Y después me da pena usarla porque es demasiado bonita. Lo dicho, soy idiota. 
Los bolis y demás sí los utilizo, porque siempre me puedo comprar otro si se gasta (se ve que pienso que cualquier día van a dejar de fabricar libretas, pero bolis va a haber hasta el fin de los tiempos). Pero claro, ya no voy a clase, así que no hay apenas situaciones en que necesite 483254325 bolis de diferentes colores. 
Lo de las libretas es extensible a los cuadernos. Cuando necesito un cuaderno para algo, acabo comprando uno muy barato de tapas lisas y tristes, porque los 187463746 que tengo en casa son demasiado bonitos y no los puedo mancillar. Sin comentarios.


2. CACAO PARA LOS LABIOS

Sí, dentro tienen cacao. Tengo dos de estos.

Además de barras de cacao, me refiero sobre todo a esas cajitas tan monas con chisme para los labios con sabor a fresa, vainilla, chocolate, melón o albóndigas en vinagre. Me encantan. Y suelo tener los labios bastante mal, así que además tengo motivos para comprarlas. El tema es que tengo muchísimas, todas desperdigadas por bolsos, mochilas y sitios inimaginables, y cuando realmente necesito echarme algo en los labios nunca encuentro ninguna. 
Supongo que esto se soluciona con un simple problema de organización: buscarlas todas y después distribuirlas bien, pero lo que está claro es que no necesito comprar ninguna más.


3. CREMA HIDRATANTE


Tengo problemas en la piel y debería echarme crema hidratante varias veces al día. Por eso, cuando encuentro alguna que no es cara y huele bien, o tiene una caja bonita, o cualquier gilipollez por el estilo, a veces la compro.
Pero, como ya os habréis imaginado, casi nunca me echo crema porque me da una pereza horrible.


4. MAQUILLAJE


De vez en cuando veo una sombra de ojos que me gusta, y pa la saca. O un pintalabios, o lo que sea. No debería ser un problema, porque además no compro marcas caras.
Pero lo es, porque tengo en casa un montón de sombras y pintalabios y demás movidas. Y, por supuesto, también en casa de mi chico (pasó allí el 50% del tiempo, más o menos). No necesito más.
Y lo peor de todo es que, últimamente, a lo sumo me hago la raya en los ojos (siempre negra), un poco de rimmel y voy que chuto. Ni base de maquillaje, ni sombra, ni colorete, ni pintalabios ni nada. 
Si hablamos de los pintauñas, es aún peor. Tengo muchísimos, de un montón de colores. Me encantan, pero una buena parte del tiempo tengo las uñas mordidas e imposibles de pintar. Cuando las tengo bien siempre las llevo pintadas, pero no necesito más colores, tengo demasiados.


5. MINIATURAS

Esta es una de las mías,
Ixxen de Sphere Wars

Las miniaturas están muy bien. Me gusta jugar con ellas y pintarlas. Odio a muerte montarlas, pero es parte del proceso, hay que hacerlo y cada vez lo voy llevando mejor. 
Pero quizá debería plantearme montar y pintar las tropecientas que tengo sin terminar antes de comprar ninguna nueva.


6. PINTURAS PARA LAS MINIATURAS


Entre mi novio y yo tenemos un montón de pinturas. Como siempre pinto en su casa, guardo las mías allí. Con los colores que tenemos (y con muchos menos) podríamos crear cualquier tono que imaginemos, pero claro, voy a la tienda y veo ese maravilloso verde chillón, ese rosa chicle o uno de los 34583423 tonos de morado que existen en el mundo, y no puedo evitar comprarlo. 

Y luego apenas los utilizo, porque no quiero que parezca que mis terribles y devastadores ejércitos van al Desfile del Orgullo Gay en vez de a una cruenta batalla (que conste que la mayoría de veces no lo consigo).


7. MUÑECAS PARA CUSTOMIZAR


Está muy bien eso de customizar mis muñecas. Les pones pelo nuevo (es un coñazo horrible, pero el resultado mola), les pintas algún detallito de la cara, les haces la ropa... y tienes una muñeca totalmente original, a tu gusto y que además has hecho tú. Pero claro... todo eso hay que hacerlo, no te despiertas un día y la muñeca está terminada en la estantería por arte de magia.
En esto sí que me he plantado. No voy a comprar ninguna otra para customizar hasta que no termine al menos dos de las que tengo empezadas. 


8. TELAS
Foto de living on the crafty side of life

No compro muchas telas, pero de vez en cuando me da por ahí. Principalmente las compro para hacer vestidos para las muñecas o para hacer peluches, lo cual está muy bien. Es creativo, y la gente suele valorar los regalos hechos a mano. 
Pero siendo realista, el 90% de la ropa de muñeca que he hecho ha sido utilizando bragas de los chinos (limpias y sin estrenar, por si quedan dudas xD). Tienen estampados pequeños y son muy baratas. Y cuando quiero hacer un peluche, generalmente no me valen las telas que tengo en casa listas y preparadas para ello, y tengo que ir a comprar otra que sirva.
Conclusión: nada de comprar tela "porque es bonita" sin tener claro para qué demonios la voy a utilizar.


9. MIERDAS GASTRONÓMICAS


De vez en cuando no puedo evitar comprar mierdas. Gominolas, gusanitos, bollos, chocolate... todas esas cosas. Lo único que consigo con ello es, en este orden, gastar dinero en algo que no es duradero, sentirme horriblemente culpable y engordar. 


10. CAMISETAS Y CALCETINES


No me compro ropa a menudo, pero siempre son camisetas o calcetines. Por alguna razón absurda son las únicas prendas que puedo comprar sin sentirme mal. No te los tienes que probar. En una camiseta siempre cabes, si es suficientemente grande. No sales llorando de la tienda porque te ves como un ser amorfo. Y además son bonitos. ¿Quién pide más?
Necesito pantalones con urgencia, mucha urgencia. De sujetadores ya ni hablo. Y ando muy justa de sudaderas. Pero siempre que voy de compras porque necesito alguna de estas cosas, vuelvo a casa con una maldita camiseta. Y cada vez que voy al Rastro, traigo un cargamento de calcetines, simplemente porque son baratos y bonitos.


Hay más cosas, claro, pero estas son las diez que se me ocurren ahora. Quizá algún día haga una segunda parte del post.

4 comentarios:

Lain dijo...

Si tuviera dinero sufuciente también tendría mil cosas que dejar de comprar xDDDD

Me identifico con tu transtorno con las libretas. A mí me pasa exactamente lo mismo u.u

Shubby dijo...

Es que es horrible, las compras porque son bonitas, y luego te parecen demasiado bonitas para utilizarlas con tus tonterías xD

Lain dijo...

Me regaló David una libreta de estas que venden ahora con la portada como si fuera de cuero, con estética antigua y demás, preciosa, y ahí la tengo... vacía. De hecho, yo voy más allá y tengo que escribir en una cosa así de especial con un boli o una pluma acorde con ello, igual de especial, pero claro....

Somos lo peor T.T

Shubby dijo...

Yo también hago lo de los bolis xDDDDD

Tengo cuatro libretas que venían juntas de la marca esta de Santoro (como las de la imagen que he puesto, pero en pequeñito) y no sé qué puede ser lo bastante digno como para usarlas. Es que además son caras de cojones.