sábado, 25 de abril de 2009

río, sonrisa, raqueta, desesperado, fragilidad, pompa, colgante, ventana, rastafari, inusual

Aquí va el de Thindwen :)






«Ya sabes que la mente es como un río»,
dijiste, mientras esbozabas tu habitual sonrisa ambigua. «Arrastra los recuerdos hasta que todos se mezclan, y al final ya no distingues uno de otro».

En aquel momento no estuve de acuerdo contigo. Estaba completamente segura de que hasta el más mínimo detalle de aquella tarde permanecería en mi memoria el resto de mi vida, al igual que el resto de días especiales; pero, como casi siempre, tenías razón. Ahora, al intentar rememorarlo, sólo me acuerdo de ese pequeño retazo de la conversación, y de que volvíamos de mi clase de tenis en tu coche. No sé si aún conducías el viejo 207 de tu padre o si ya tenías el Golf rojo, ni si yo llevaba la raqueta de mi hermana o la mía propia. Y ni siquiera sé por qué esa tarde era especial… puede que fuese mi cumpleaños, o que celebrásemos alguna otra cosa. No consigo recordarlo.

Lo más terrible de todo es que a veces incluso tus rasgos se tornan confusos en mi mente. Sólo tu sonrisa y tus ojos verdes permanecen grabados a fuego, pero el resto se difumina. En esos momentos, esté donde esté, abro la cartera con un gesto desesperado y miro tu foto, para que todo vuelva a estar claro de nuevo.

Ahora la tengo en la mano y tu imagen me devuelve la mirada, y me cabreo por la fragilidad de las cosas, por el hecho de que nuestra felicidad estallase de improviso, como una pompa de jabón. Me cabreo por llevar puesto el colgante que me regaló Marcos en nuestro aniversario de boda, mientras el tuyo está olvidado en un cajón de mi dormitorio. Me cabreo al mirar por la ventana del jardín y ver jugar con mis hijos a ese cachorro que me regalaste, convertido ya en un perro viejo, porque tú no estás ahí para acariciarlo y llamarle rastafari, como solías hacer para que yo me enfadara.

Me cabreo porque sé que nunca vas a volver.

Pero creo que lo que me cabrea en realidad es haber cumplido la promesa que te hice aquella noche en que el Golf rojo te arrancó de mi lado y de este mundo. Me cabrea haber rehecho mi vida, aunque sé que lo inusual habría sido lo contrario. Y sobre todo me cabrea que tuvieses razón; porque me juré recordarte siempre, y no soy capaz de cumplirlo.



Link de la imagen

3 comentarios:

Dama Blanca dijo...

G-U-A-P-A :D

Jajaja me ha encantado lo del perro rastafari xDDD
Si algún día Sauron tiene un hijo se llamará así :3

Pero el resto de la historia me da pena T_T sobre todo el párrafo del final :(

Un besote, buappa :D

El_Darko dijo...

Me gusta muchisimo. Te desenvuelves muy bien con estos ejercicios sin que quede forzado, que envidia xD

Laia dijo...

Triste, no me esperaba el final, pensé que él simplemente la había dejado.
Conciso, aunque me hubiera gustado un texto un poco mas largo que me hiciera profundizar un poco mas en la situación de la narradora.(lo cierto es que me encanta leer lo que escribes, para que negarlo).

De todas formas muy bien expresado, y muy lograda la introducción de las palabras, me ha encantado rastafari e inusual.

Un abrazo!