Debería haber contado esto hace semanas, pero soy una maldita vaga y no lo he hecho... qué os voy a decir sobre mi vaguería que no sepáis ya. Así que, aunque tarde, os voy a contar la bonita historia de cómo los capullos de Orange me dejaron una semana sin Internet.
Todo empieza una tarde, después de comer. Pongo el portátil y no se conecta a Internet... y hago todas las cosas típicas de Enjuto Mojamuto (reiniciar, apagar y encender el router, etc). Mi madre me ve en el proceso y me dice que mi hermano tampoco tenía conexión por la mañana... y paso a lo siguiente, llamar al servicio técnico de Telefónica, que es la compañía con la que lo tenemos.
Allí me dicen que «es que ya se está cursando la portabilidad». Y yo flipo, claro. Le aseguro a la tía que no nos estamos cambiando de compañía, y ella insiste en que sí, que les consta que nos hemos dado de alta con otra... consigo que me diga que es Orange.
El siguiente paso es llamar a Orange con ganas de cortarles las pelotas. Después de varias llamadas en las que no conseguíamos hablar con nadie, nos dicen que tenemos contratado un servicio con ADSL, televisión y teléfono... tócate los huevos. Al decirles que eso es mentira, nos piden el DNI de mi padre (el titular de la línea), y resulta que no tiene nada que ver con el que tienen ellos. Ni el nombre, ni nada. Y encima no nos quieren decir el nombre que les figura. Pedimos que nos den de baja, y nos dicen que eso sólo puede hacerlo el titular, y que el DNI no se corresponde... pa matarlos. Al final la solución parece ser enviar una carta por correo, que a saber cuándo llega y a saber si lvan a leer.
Llamamos otra vez a Telefónica... y dicen que no pueden darnos de alta otra vez mientras Orange no nos de de baja... una juerga. Nos piden que les enviemos un fax con unos datos y que expliquemos ahí lo que ha pasado, a ver si lo pueden agilizar... pero que la cosa está jodida.
Ganas de matar aumentando. Más llamadas a Orange, incremento de las ganas de matar... lo peor es que los días siguientes nos están llamando para traer a casa el router... y varias veces. A una operadora se le escapa que el titular es un tal Miguel Molina, que no nos suena de nada, y la dirección tampoco tiene nada que ver. Nos dan un móvil, que ni siquiera existe... vamos, que un comercial aburrido o que no llegaba a los mínimos del mes había decidido inventarse unos datos y dio la casualidad de que puso nuestro teléfono, el muy cabrón.
En una de las llamadas de Orange (que esta vez hacen ellos, para ver por qué hemos pedido la baja... sin comentarios) le dicen a mi madre que tiene que enviar una fotocopia del recibo de Telefónica, para acreditar que realmente lo tenemos contratado con ellos... y mi madre le dice «y para conseguir los datos de mi marido y el número de cuenta, ya de paso...». No sé cómo se puede tener tanto morro, de verdad.
Al final nos lo arreglan, una semana más tarde... desde Telefónica.
Todo empieza una tarde, después de comer. Pongo el portátil y no se conecta a Internet... y hago todas las cosas típicas de Enjuto Mojamuto (reiniciar, apagar y encender el router, etc). Mi madre me ve en el proceso y me dice que mi hermano tampoco tenía conexión por la mañana... y paso a lo siguiente, llamar al servicio técnico de Telefónica, que es la compañía con la que lo tenemos.
Allí me dicen que «es que ya se está cursando la portabilidad». Y yo flipo, claro. Le aseguro a la tía que no nos estamos cambiando de compañía, y ella insiste en que sí, que les consta que nos hemos dado de alta con otra... consigo que me diga que es Orange.
El siguiente paso es llamar a Orange con ganas de cortarles las pelotas. Después de varias llamadas en las que no conseguíamos hablar con nadie, nos dicen que tenemos contratado un servicio con ADSL, televisión y teléfono... tócate los huevos. Al decirles que eso es mentira, nos piden el DNI de mi padre (el titular de la línea), y resulta que no tiene nada que ver con el que tienen ellos. Ni el nombre, ni nada. Y encima no nos quieren decir el nombre que les figura. Pedimos que nos den de baja, y nos dicen que eso sólo puede hacerlo el titular, y que el DNI no se corresponde... pa matarlos. Al final la solución parece ser enviar una carta por correo, que a saber cuándo llega y a saber si lvan a leer.
Llamamos otra vez a Telefónica... y dicen que no pueden darnos de alta otra vez mientras Orange no nos de de baja... una juerga. Nos piden que les enviemos un fax con unos datos y que expliquemos ahí lo que ha pasado, a ver si lo pueden agilizar... pero que la cosa está jodida.
Ganas de matar aumentando. Más llamadas a Orange, incremento de las ganas de matar... lo peor es que los días siguientes nos están llamando para traer a casa el router... y varias veces. A una operadora se le escapa que el titular es un tal Miguel Molina, que no nos suena de nada, y la dirección tampoco tiene nada que ver. Nos dan un móvil, que ni siquiera existe... vamos, que un comercial aburrido o que no llegaba a los mínimos del mes había decidido inventarse unos datos y dio la casualidad de que puso nuestro teléfono, el muy cabrón.
En una de las llamadas de Orange (que esta vez hacen ellos, para ver por qué hemos pedido la baja... sin comentarios) le dicen a mi madre que tiene que enviar una fotocopia del recibo de Telefónica, para acreditar que realmente lo tenemos contratado con ellos... y mi madre le dice «y para conseguir los datos de mi marido y el número de cuenta, ya de paso...». No sé cómo se puede tener tanto morro, de verdad.
Al final nos lo arreglan, una semana más tarde... desde Telefónica.