martes, 14 de julio de 2009

Música y luz

Me ha dado guerra, pero al fin lo he acabado... va para Dama Blanca.
Y, por supuesto, para K.




Sus pensamientos se esparcen. Sabe que están a punto de hacerle comprender algo esencial, algo que hará que su percepción cambie para siempre, pero se desparraman por el borde antes de terminar de formarse. La mayor parte son de un tono negro amarillento e infectado, podridos de verdades, y casi escucha el chapoteo grumoso que hacen al resbalar. Y de vez en cuando surge uno de un color brillante, limpio y sedoso, que quizá sea una ilusión o quizá otra verdad, una buena, que también abandona su cabeza antes de revelarse. No chorrean al alcanzar el borde, sino que escapan flotando. Son del mismo material que la música; todas sus canciones están hechas de un cúmulo de esos pútridos pensamientos negros, y en algunas hay uno o dos jirones verdes, o rojos, que es lo que le da magia al resto si se teje correctamente. Una canción totalmente hecha de pensamientos brillantes sería algo tan puro que no debería existir.

Y siguen brotando. Y se alejan de su alcance, sin llegar a ser formulados. A medida que la combinación de mimai, belladona y whisky va inundando su interior, los pensamientos negros van desapareciendo completamente. Abre los ojos. Ahora ve con claridad. Ya no hay dolor. Ni físico ni tampoco el otro, el que desgarra. El mundo ya no está teñido de sombras.

Y ella brilla. Al ritmo de las luces de ambos. Sus ojos están cerrados y una sonrisa plateada le da fuerza a su rostro. Sabe que ella también lo siente. Que por un instante ambos son dioses, que pueden hacer cualquier cosa.

Ella levanta los párpados en una explosión azul. Tal vez dice algo. Tal vez él responde. No importa. Es tan hermosa que está hecha de música.

Y quiere oírla sonar más cerca. Quiere vivir vidas enteras a su lado. Toda ella es un pensamiento puro, eterno, libre, y sus manos le ayudan a deshacer la barricada de tela que los aleja. Nada debe separarlos, nunca. Necesita fundir su melodía en la suya, empaparse en su luz, perderse en el susurro azul de su mirada. Desterrar las sombras para siempre.

Y ella las espanta con la música que emana de su cuerpo infinito. Y él paladea ese cuerpo con las manos, lentamente, como afinando un instrumento. La hace sonar. Siente que la carga de música pura que la invade la obliga a estremecerse, y comprende que debe extraer una parte para liberarla, para que la melodía quede repartida entre ambos. Para que su propia música deje de estar podrida y compuesta de coágulos de pensamiento infectado.

Aparta la suave cascada roja que cubre su rostro y se funde en el torrente que surge de sus labios. Deja que la melodía lo llene, y ahora es ella quien paladea su cuerpo con las manos y lo hace sonar, pero su música continúa estando desafinada. Sus antebrazos arden, necesita liberarse de las vendas que llevan tantos años formando parte de sí mismo. Ella lo sabe porque él lo sabe y las retira mientras su torso susurra contra el suyo. Él permite que lo haga aunque jamás se haya entregado antes hasta tal punto. Y con ello se disuelven los últimos vestigios de negrura que quedaban en su interior.

Ella observa las huellas que las sombras han dejado en sus brazos y de sus ojos brota espuma azucarada. Él quiere decirle que ya no importa. Quiere decirle que las sombras ya no existen, que ella las ha hecho huir, pero no dice nada. Suena para ella sin palabras, y cuando la luz plateada la envuelve de nuevo sabe que lo ha comprendido.

Va acariciando los acordes sin prisa, siguiendo las descargas de música pura que recorren su espina dorsal. Ahora es él quien marca el ritmo, y ella lo acata; sus hombros se arquean hacia atrás, sus labios contienen el aliento, sus dedos le dibujan luces en la espalda. Sus pechos saben a puesta de sol.

Encuentra el origen de su canción y ella se estremece con una violencia armónica. Toca cada una de las notas, primero despacio, después aumenta la cadencia, según le dicta la melodía que ambos están componiendo. Detiene el remolino de caricias y ella le rodea las caderas con las piernas para conducirlo hacia su interior. Y él se deja guiar, porque mientras estén fundidos el uno en el otro las sombras no regresarán. Ni tampoco el dolor. Se cobija dentro de ella, se diluye en su claridad hasta que todo lo demás se desvanece, hasta que sólo existen ellos y su canción. Y el tiempo se detiene, o tal vez se acelera. O tal vez las dos cosas.

Las descargas de luz agitan todo su cuerpo, lo hacen temblar al ritmo del resplandor que los envuelve.

Y ella brilla cada vez más, gime en su oído, pronuncia un nombre, quizá es el suyo. Pero ahora él no es ningún nombre. Él es música. Los dos lo son.

Y los dos sienten que la canción está a punto de terminar, que las notas se precipitan hacia un final cada vez más inexorable. Sus miradas se funden tanto como lo están sus cuerpos, se entrelazan, tratan de retrasarlo. Pero es inútil; ella concluye su parte en una súbita y lenta sacudida. Él toca un último y vertiginoso acorde casi al unísono. El estallido los deja inundados de música, desbordados de luz.

No quiere soltarla, porque sabe que si lo hace las sombras volverán. Siempre vuelven, son parte de él. Así que permanecen aferrados, enlazados, diluidos el uno en el otro. Sumergidos en el eco de esa canción totalmente hecha de pensamientos brillantes, tan pura que no debería existir, pero que ha existido para ellos.




La imagen es de Victoria Francés, con algún retoque muy pequeño hecho por mí en Photoshop (las uñas, la oreja y las cicatrices del brazo del personaje masculino). Aquí está la original.

3 comentarios:

Dama Blanca dijo...

AAAAAAAAAAAAAAAAAAA!! T_T ¿puedo llorar? QUIERO llorar, porque es tan bonitooo... :3

Tenía ganas de verlo terminado, y eres una puta por decir que escribes mal :) (¿dejará blogspot decir puta? Lo veremos después de la publicidad)

A mí me parece que ni es basto, ni es empalagoso. En realidad es arte y sentimiento, y poesía. "-OO"
La imagen, aún viéndola sin los retoques que le diste parece que estuviera hecha de verdad para Reger y K xD JO, eran TAN monos y potitos.

Y es que en realidad Reger y K siempre se entendieron sin decirse ni una palabra; su relación era igual de buena que perjudicial para ambos (eran unos malditos yonkis borrachuzos, y se animaban mutuamente a ello xDD).

¿He dicho ya que ES MUY BONITO Y QUIERO LLORAR T_T?
(Las mayúsculas se deben a mi histerismo eufórico)(como mola decir histerismo eufórico)

Por cieeerto... sí, debemos hacerlo, aunque todos sabemos que tu parte será mucho mejor, digas lo que digas dentro de emo-cabezonería.

Yo te ailovio mucho más (L) y quiero un panda tuyo :D

El_Darko dijo...

Porque esto es tan elegante siendo tu tan ordinaria? xD Es broma guapa, con este te has salido. Enhorabuena ;)

piradaperdida dijo...

Realmente bueno, Isa!